Nube y el Jardín Mágico

Por
luis angel quiñones
luis angel quiñones
29/9/2025INICIAL
En un pequeño pueblo bañado por el sol, vivía una perrita llamada Nube. Nube no era una perrita cual
Inicio del Cuentito

Parte 1

En un pequeño pueblo bañado por el sol, vivía una perrita llamada Nube. Nube no era una perrita cualquiera; su pelaje era tan rubio como el trigo maduro y sus ojos brillaban con la calidez del chocolate derretido. Lo que hacía a Nube verdaderamente especial era su extraordinario don: tenía el poder de curar. Con un simple lametón, Nube podía aliviar el dolor, sanar heridas y devolver la alegría a quienes se sentían decaídos. Los habitantes del pueblo la adoraban y la consideraban un verdadero tesoro. Cada mañana, Nube salía a pasear por los prados verdes que rodeaban el pueblo, su cola meneando con entusiasmo. Le encantaba perseguir mariposas de colores y jugar con las ardillas, pero su verdadera vocación era ayudar. Si un pájaro se caía de su nido, Nube estaba allí para levantarlo suavemente y devolverlo a su hogar. Si un niño se raspaba la rodilla jugando, Nube acudía rauda y veloz, regalándole un lametón que hacía desaparecer el dolor al instante. Su dueño, el anciano jardinero Don Raúl, siempre decía que Nube era un regalo de la naturaleza, un alma pura con un corazón inmenso. Juntos cuidaban de un jardín lleno de flores exóticas y árboles frutales, un lugar que Nube amaba con todo su ser. Los animales del jardín, desde los más pequeños insectos hasta los pájaros que anidaban en las ramas, se sentían seguros bajo la atenta mirada de Nube. Un día, mientras exploraba un rincón poco transitado del jardín, Nube descubrió un pequeño brote que parecía marchito y triste. Sus hojitas estaban secas y el tallo encorvado, sin rastro de vida. Nube sintió una punzada de tristeza al verlo y se acercó con cautela, moviendo la cola con preocupación. Sabía que algo no andaba bien y que necesitaba su ayuda especial. Con ternura, Nube lamió suavemente las hojas marchitas del pequeño brote. Puso toda su energía curativa en ese gesto, deseando con todo su corazón que el pequeño ser cobrara vida. Sintió una cálida energía recorrer su cuerpo y fluir hacia el diminuto tallo. Esperó con paciencia, observando cada pequeño cambio.

Para su asombro, el pequeño brote comenzó a vibrar sutilmente. Las hojas secas se volvieron más verd
Desarrollo del Cuentito

Parte 2

Para su asombro, el pequeño brote comenzó a vibrar sutilmente. Las hojas secas se volvieron más verdes, y el tallo, antes encorvado, empezó a erguirse con renovada fuerza. Poco a poco, la planta adquirió un brillo saludable, como si hubiera despertado de un largo sueño. Nube observaba fascinada, moviendo la cola de pura felicidad al ver el milagro que su poder había logrado. El pequeño brote se transformó en una delicada flor con pétalos de un vibrante color azul, algo que nunca antes se había visto en el jardín de Don Raúl. Don Raúl, al ver la nueva flor y la perrita radiante a su lado, comprendió de inmediato lo que había sucedido. Se arrodilló junto a Nube y la abrazó con cariño. "Mi querida Nube", le dijo con voz emocionada, "tu corazón bondadoso y tu don especial son verdaderamente un milagro. Has devuelto la vida a este pequeño ser y nos has regalado una belleza que nos llena de asombro". Nube ladró feliz, lamiendo la mano de Don Raúl en señal de agradecimiento. Los días siguientes, la flor azul creció y se hizo más hermosa, atrayendo mariposas y abejas a su alrededor. Se convirtió en la flor más admirada del jardín, un símbolo de la bondad y el poder curativo de Nube. Los habitantes del pueblo venían a verla y a acariciar a Nube, agradecidos por tener a una criatura tan especial entre ellos. La historia de la flor azul y la perrita curandera se contó de boca en boca, inspirando a todos. Nube continuó cuidando de su jardín y de todos los seres que en él habitaban. Aprendió que su poder no solo servía para sanar el cuerpo, sino también para alegrar los corazones y para recordar la importancia de cuidar de todo lo vivo. Cada lametón que daba era un acto de amor y esperanza, un recordatorio de que la bondad puede transformar el mundo. La lección que Nube nos enseña es que el verdadero poder reside en la bondad y la compasión. Al igual que Nube usó su don para curar y hacer el bien, todos podemos usar nuestras habilidades, por pequeñas que parezcan, para ayudar a los demás, para hacer florecer la alegría y para cuidar de nuestro mundo.

Parte 3

El jardín mágico de Don Raúl y Nube se convirtió en un lugar de encuentro para todos los animales del pueblo. Los pájaros cantaban melodías alegres desde las ramas de los árboles, las ardillas compartían sus nueces, y los conejos correteaban por la hierba fresca. Nube, con su presencia calmada y reconfortante, era el alma del lugar, asegurándose de que todos se sintieran seguros y cuidados. Un día, una pequeña ardilla llamada Chispita se cayó de un árbol alto y se lastimó una patita. Estaba muy asustada y no podía moverse. Nube la vio desde lejos y corrió hacia ella con la urgencia que la caracterizaba. Con delicadeza, lamió la patita herida de Chispita, transmitiendo su energía curativa. El dolor de la ardilla se desvaneció y, en poco tiempo, pudo volver a correr y saltar como si nada hubiera pasado. Chispita, agradecida, se acurrucó junto a Nube, demostrando su profunda gratitud. El acto de bondad de Nube no pasó desapercibido para los demás animales, quienes se acercaron para agradecerle su ayuda. Nube, con humildad, simplemente meneaba la cola, feliz de poder aliviar el sufrimiento. Los niños del pueblo, al enterarse de lo sucedido, decidieron hacerle un regalo especial a Nube. Reunieron las flores más bonitas del jardín, aquellas que Nube había ayudado a florecer, y crearon una corona de flores que colocaron suavemente sobre su cabeza. Nube lució su corona con orgullo, pareciendo una pequeña reina de la naturaleza. Con el tiempo, Nube envejeció, pero su espíritu de bondad y su poder curativo nunca menguaron. Su legado perduró en cada flor que brotaba en el jardín, en cada sonrisa que lograba arrancar y en la alegría de los animales y personas que la rodeaban. Nos enseñó que el amor y la compasión son las verdaderas curas para cualquier mal y que cuidar de los demás nos hace más fuertes y felices a todos. La verdadera magia está en ser amable.

El jardín mágico de Don Raúl y Nube se convirtió en un lugar de encuentro para todos los animales de
Final del Cuentito

Fin ✨

Detalles del Cuentito

Protagonista:Nube
Categoría:
Tipo de personaje:
Superpoder:
Estilo:

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