Moli, el Perrito Sanador

Por
Damarys Lebron
Damarys Lebron
4/11/2025INICIAL
En un pueblecito rodeado de colinas verdes vivía Moli, un perrito blanco como la nieve con unos ojos
Inicio del Cuentito

Parte 1

En un pueblecito rodeado de colinas verdes vivía Moli, un perrito blanco como la nieve con unos ojos del color del cielo más despejado. Moli no era un perrito cualquiera, poseía un don extraordinario: podía curar con solo una lamida o una caricia. Su cola siempre se movía alegremente, anunciando su llegada a cualquier rincón donde se necesitara su ayuda. Los niños del pueblo lo adoraban y siempre lo llamaban cuando algún amigo se sentía triste o dolorido. Un día soleado, mientras jugaba en el prado, Moli escuchó un sollozo. Se acercó con curiosidad y encontró a Lila, una mariposa con un ala rota, incapaz de volar. Lila estaba muy asustada y sentía mucho dolor, sus pequeñas antenas temblaban de angustia. Moli se acercó suavemente, con sus ojos azules llenos de compasión, listo para usar su maravilloso poder. Con infinita ternura, Moli lamió con cuidado el ala herida de Lila. Un cálido resplandor emanó de su hocico y envolvió al pequeño insecto. Poco a poco, el dolor de Lila disminuyó y sintió una energía renovada recorrer su cuerpo. Podía sentir cómo su ala se reparaba, volviéndose fuerte y flexible de nuevo, lista para emprender el vuelo. Cuando Moli terminó, Lila agitó suavemente su ala, probando su perfecta sanación. Con una sonrisa diminuta en su rostro de mariposa, agradeció a Moli con un revoloteo alrededor de su cabeza. Estaba libre de dolor y podía volver a danzar entre las flores, algo que Moli le había permitido hacer de nuevo gracias a su bondad y su don especial. La noticia de la curación de Lila se extendió rápidamente por el bosque, y pronto Moli se convirtió en el héroe local. Los demás animales aprendieron que la compasión y la ayuda al prójimo, incluso a los más pequeños, son los verdaderos superpoderes que podemos tener. Moli les enseñó que la empatía y el amor pueden sanar más que cualquier otra cosa en el mundo.

Al día siguiente, una pequeña ardilla llamada Nutty se cayó de una rama alta y se lastimó una pata t
Desarrollo del Cuentito

Parte 2

Al día siguiente, una pequeña ardilla llamada Nutty se cayó de una rama alta y se lastimó una pata trasera. Estaba tan asustada que no dejaba de tiritar y sus ojitos redondos estaban llenos de lágrimas. El bosque entero se preocupó por Nutty, pues sabía lo importante que era para ella trepar y buscar sus tesoros de bellotas. Los pájaros piaban con inquietud desde las copas de los árboles, y los conejos asomaban sus naricitas curiosas desde sus madrigueras, observando la escena con preocupación. Moli, al escuchar los píos angustiados de los pájaros, corrió hacia el lugar del accidente. Al ver a Nutty temblando de dolor, Moli se acercó sin dudarlo. Su cola se movía con un ritmo tranquilizador, y sus ojos transmitían calma y seguridad. Nutty, aunque un poco recelosa al principio, sintió la bondad pura que emanaba del perrito blanco y dejó que se acercara. Con su lengua rosada y suave, Moli lamió con delicadeza la pata herida de Nutty. Al igual que con Lila, un halo de luz blanca y reconfortante rodeó la pata. El perrito se quedó quieto, concentrado en su labor sanadora, mientras Nutty sentía cómo el dolor se desvanecía gradualmente. Era como si una manta tibia y acogedora la envolviera, disipando todo rastro de malestar. Cuando Moli terminó de lamer, Nutty probó su pata con cautela. Dio un pequeño salto y luego otro, ¡su pata estaba completamente curada! Con un chillido de alegría, corrió alrededor de Moli, mostrando su agilidad recuperada. Estaba tan feliz de poder volver a trepar árboles y recolectar bellotas, y todo gracias a la bondad del perrito sanador. Los animales del bosque se reunieron para agradecer a Moli. Admiraban su generosidad y el poder de su corazón. Nutty, agradecida, compartió con Moli las bellotas más grandes y sabrosas que había encontrado, demostrando que los actos de bondad siempre son recompensados. Moli, con su humildad característica, solo movía la cola, feliz de haber ayudado.

Parte 3

Los días pasaban y Moli continuaba esparciendo su magia sanadora por doquier. Curó a un topo con un raspón, ayudó a un pájaro con una pluma descolocada, e incluso consoló a un zorro tímido que se había hecho un pequeño corte. Cada criatura que Moli tocaba sentía una ola de alivio y bienestar, y el bosque se llenaba de risas y cantos alegres. El amor de Moli era contagioso, inspirando a todos a ser más amables entre sí. Un día, una fuerte tormenta azotó el bosque. Los truenos retumbaban, los relámpagos iluminaban el cielo oscuro y la lluvia caía a cántaros. Todos los animales se refugiaron asustados en sus hogares, temblando ante la furia de la naturaleza. El río cercano creció peligrosamente, amenazando con inundar las madrigueras y los nidos más cercanos a la orilla, creando un ambiente de pánico y desolación. De repente, Moli escuchó el llanto de un pequeño cervatillo que se había quedado atrapado en medio de la crecida del río, con el agua subiendo cada vez más. El cervatillo estaba aterrado, su madre no podía alcanzarlo y todos los demás animales se sentían impotentes ante la fuerza del agua. Moli, sin dudarlo, se lanzó hacia el río, decidido a salvar al pequeño cervatillo, a pesar del peligro. Llegó hasta el cervatillo, que jadeaba y se aferraba a un tronco flotante. Moli, mojado y agitado por la corriente, lo lamió con todas sus fuerzas. La energía sanadora de Moli se combinó con su valentía, y el cervatillo, sintiendo una calma inusual en medio del caos, encontró fuerzas para resistir. Moli lo guió con cuidado hacia la orilla, donde su madre lo esperaba ansiosamente, hasta que ambos pudieron ponerse a salvo en terreno firme. Cuando la tormenta amainó, el sol salió entre las nubes, iluminando un bosque agradecido. Moli, exhausto pero feliz, observó cómo el cervatillo se reunía con su madre. Los animales comprendieron que la verdadera fuerza no está solo en los superpoderes, sino en el coraje de usarlos para proteger a los demás, incluso cuando uno mismo tiene miedo. La mayor lección que Moli les enseñó fue que el amor y la valentía, unidos, son el poder más grande de todos.

Los días pasaban y Moli continuaba esparciendo su magia sanadora por doquier. Curó a un topo con un
Final del Cuentito

Fin ✨

Detalles del Cuentito

Protagonista:Moli
Categoría:
Tipo de personaje:
Superpoder:
Estilo:

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