Fabian, el Perrito Veloz

Parte 1

En el corazón de un pueblo soleado vivía Fabian, un perrito blanco como la nieve recién caída. Sus ojos, dos pozos de café líquido, brillaban con travesura y bondad. Fabian no era un perro cualquiera; poseía un secreto maravilloso que guardaba con alegría. Su pelaje era suave y esponjoso, y su piel, bajo el manto blanco, era tan clara como las nubes de verano. Le encantaba correr por los prados verdes, sintiendo el viento en sus orejas caídas. Su mejor amigo era un caniche oscuro, de tamaño mediano, llamado Sombra. Sombra era tan leal como valiente, y juntos compartían todas las aventuras que el pequeño pueblo ofrecía. Desde perseguir mariposas hasta excavar agujeros misteriosos, Fabian y Sombra eran inseparables. Fabian a menudo dejaba que Sombra liderara el camino, admirando su energía y su instinto protector. Pero el verdadero asombro de Fabian se revelaba cuando sentía la necesidad de ayudar. En momentos de apuro, sus patas empezaban a hormiguear, y una energía cálida lo invadía. Era su superpoder: la super velocidad. Con un simple pensamiento, podía convertirse en un borrón blanco, moviéndose más rápido que cualquier cosa que sus ojos pudieran percibir. Este don lo hacía especial, pero también lo hacía sentir un poco diferente a los demás. Un día, mientras exploraban cerca del río, escucharon un grito de auxilio. Era la pequeña Lily, la gatita del vecino, que se había quedado atrapada en una rama alta de un árbol al borde del agua. La rama crujía peligrosamente, y Lily maullaba con miedo, incapaz de bajar por sí sola. Sombra ladró preocupado, pero no sabía cómo ayudarla. Fabian sintió la familiar oleada de poder. Sabía que era su momento de usar su don. Miró a Sombra, quien asintió con comprensión. Con una profunda respiración, Fabian se preparó para la acción. Estaba listo para poner a prueba su increíble velocidad en una misión de rescate.