Adrian y la Carrera Estelar

Por
Irene Torre Jimeno
Irene Torre Jimeno
27/11/2025INICIAL
Había una vez un joven astronauta llamado Adrian. No era un astronauta cualquiera, ¡Adrian tenía sup
Inicio del Cuentito

Parte 1

Había una vez un joven astronauta llamado Adrian. No era un astronauta cualquiera, ¡Adrian tenía super velocidad! Con su cabello negro azabache, ojos marrones chispeantes y una piel de tono medio, estaba listo para cualquier aventura que el universo le presentara. Su traje espacial, brillante y plateado, parecía hecho a medida para su cuerpo ágil y enérgico. Desde pequeño, soñaba con las estrellas y la posibilidad de explorarlas a una velocidad nunca antes vista. Su entrenamiento como astronauta había sido riguroso, pero su super velocidad le permitía completar las tareas en un abrir y cerrar de ojos. Podía dar la vuelta a la Estación Espacial Internacional en segundos, reparando paneles solares y recogiendo muestras de asteroides con una eficiencia asombrosa. Los demás astronautas siempre se quedaban boquiabiertos al verlo moverse, un borrón de energía que dejaba a todos con la boca abierta. '¡Ahí va Adrian de nuevo!', solían decir con una sonrisa. Un día, mientras orbitaba cerca de Marte, Adrian detectó una señal de socorro. Provenía de una colonia minera que estaba en serios problemas. Un asteroide descontrolado se dirigía directamente hacia ella, y las defensas de la colonia no serían suficientes para detenerlo. El tiempo era crítico, y la nave principal de rescate estaba a años luz de distancia. Solo Adrian, con su increíble velocidad, podía llegar a tiempo para ayudar. Sin dudarlo, Adrian se preparó. Se abrochó el cinturón de seguridad en su pequeña y veloz nave exploradora, un modelo experimental diseñado para alcanzar velocidades extremas. La misión era clara: interceptar el asteroide y desviarlo antes de que chocara contra la colonia. La emoción y la responsabilidad pesaban sobre sus jóvenes hombros, pero su determinación era aún mayor. Sabía que no solo era una carrera contra el tiempo, sino una misión para salvar vidas. Activó los propulsores y, en un instante, la nave de Adrian se convirtió en un rayo de luz, atravesando el vacío espacial a una velocidad vertiginosa. Las estrellas se volvieron líneas borrosas a su paso mientras se acercaba al peligro. Estaba a punto de comenzar la parte más difícil de su aventura, una que pondría a prueba no solo su velocidad, sino también su ingenio y coraje como el superhéroe espacial que era.

Mientras se acercaba al asteroide, Adrian pudo ver su tamaño y la trayectoria mortífera que llevaba.
Desarrollo del Cuentito

Parte 2

Mientras se acercaba al asteroide, Adrian pudo ver su tamaño y la trayectoria mortífera que llevaba. Era más grande de lo que las lecturas iniciales indicaban. La colonia, un conjunto de cúpulas brillantes en la superficie rojiza de Marte, se veía cada vez más pequeña en la distancia, ajena al peligro inminente. Adrian activó los escudos de su nave y calculó la trayectoria perfecta para un impacto controlado. Su super velocidad no solo le permitía ir rápido, sino también tener el tiempo necesario para pensar en fracciones de segundo. Con una maniobra audaz, Adrian colocó su nave justo delante del asteroide. Aceleró hasta su máxima potencia, haciendo vibrar toda la nave, y chocó contra la roca espacial. No buscaba destruirla, sino empujarla, redirigirla lo suficiente para que pasara de largo. La fuerza del impacto fue tremenda, pero la resistencia de su nave, combinada con la potencia de su velocidad, comenzó a hacer efecto. Lentamente, imperceptiblemente al principio, el asteroide comenzó a desviarse de su curso original. Los habitantes de la colonia observaban desde sus pantallas con la respiración contenida. Vieron la pequeña nave de Adrian interponerse entre ellos y la roca celestial. El suspense era insoportable. Cada segundo parecía una eternidad. Podían ver la nave de Adrian empujando con todas sus fuerzas, un pequeño punto de luz contra la oscuridad cósmica, luchando contra la inmensidad del asteroide. Finalmente, el asteroide pasó rozando la colonia, lo suficientemente cerca como para hacer temblar el suelo, pero sin causar daño. Hubo un suspiro colectivo de alivio en la colonia. Luego, la pequeña nave de Adrian, intacta, se dio la vuelta y se dirigió hacia ellos. La velocidad con la que se movió para redirigir el asteroide había sido su salvación. El héroe había llegado justo a tiempo. Adrian aterrizó suavemente en la plataforma de bienvenida de la colonia. Los colonos salieron corriendo a recibirlo, aplaudiendo y vitoreando. Lo abrazaron, le dieron las gracias con lágrimas en los ojos. Era un héroe. A pesar de su super velocidad, Adrian sonrió humildemente. Sabía que no se trataba solo de ser rápido, sino de usar esa velocidad para hacer el bien y proteger a los demás cuando más lo necesitaban. Su rápida acción había evitado una gran tragedia.

Parte 3

Los colonos invitaron a Adrian a celebrar. Compartieron historias y risas, y Adrian contó sobre sus viajes y las maravillas del universo que había visto a través de su velocidad sin igual. Explicó cómo su don no era solo para la exploración, sino también para el rescate y la ayuda. Los niños de la colonia, inspirados por Adrian, soñaban con convertirse en protectores del cosmos, usando sus propias habilidades para el bien. Adrian pasó un tiempo con ellos, compartiendo su entusiasmo por el espacio y las posibilidades infinitas que ofrecía. Les enseñó sobre la importancia del trabajo en equipo, incluso cuando se tiene un superpoder individual. Les recordó que la verdadera fuerza no reside solo en la capacidad de moverse rápido, sino en la sabiduría para saber cuándo y cómo usar esa habilidad para marcar una diferencia positiva. Antes de partir, Adrian recibió un pequeño cristal de energía de Marte como regalo, un símbolo de gratitud y amistad. Prometió volver a visitar la colonia y compartir nuevas aventuras. Se despidió con una sonrisa, sabiendo que había cumplido su misión no solo salvando a la colonia, sino también inspirando a sus jóvenes habitantes. Volando de regreso a su base, Adrian reflexionó sobre su aventura. Se dio cuenta de que ser rápido era una gran ventaja, pero lo que realmente importaba era la intención detrás de cada acción. Su super velocidad era una herramienta, y él elegía usarla para proteger y ayudar. Era un recordatorio de que todos, sin importar sus habilidades, tienen el poder de hacer el bien en el mundo. Así, Adrian, el astronauta con super velocidad, continuó sus viajes por el cosmos, siempre listo para ayudar, siempre buscando hacer una diferencia. Su historia se convirtió en una leyenda entre las estrellas, un cuento de un joven héroe que demostró que la velocidad más importante es la que te lleva a hacer el bien, rápido.

Los colonos invitaron a Adrian a celebrar. Compartieron historias y risas, y Adrian contó sobre sus
Final del Cuentito

Fin ✨

Detalles del Cuentito

Protagonista:Adrian
Categoría:
Tipo de personaje:
Superpoder:
Estilo:

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