Laia, la Curandera del Bosque

Por
Maria Francesca Nieto Vargas
Maria Francesca Nieto Vargas
9/10/2025INICIAL
En un pequeño y acogedor pueblo rodeado de un bosque exuberante, vivía una niña llamada Laia. Laia n
Inicio del Cuentito

Parte 1

En un pequeño y acogedor pueblo rodeado de un bosque exuberante, vivía una niña llamada Laia. Laia no era una niña cualquiera; poseía un don especial que la hacía única. Tenía el cabello castaño del color de la tierra fértil, ojos verdes como las hojas más tiernas de la primavera y una piel clara que parecía brillar con una luz interior. A pesar de su corta edad, Laia era conocida por su amabilidad y su infinita paciencia, características que la convertían en una maestra nata para los animales y las plantas del bosque. Les enseñaba canciones de cuna a los pájaros, ayudaba a los árboles a crecer rectos y a las flores a abrirse al sol. Su casa, al borde del bosque, estaba siempre llena de pequeños pacientes: un pajarito con un ala herida, una flor marchita o un conejito asustado. Cada uno de ellos encontraba consuelo y sanación en sus delicadas manos.

Un día, una gran tormenta azotó el bosque, dejando tras de sí un rastro de devastación. Los árboles
Desarrollo del Cuentito

Parte 2

Un día, una gran tormenta azotó el bosque, dejando tras de sí un rastro de devastación. Los árboles centenarios se habían caído, las flores más bellas estaban destrozadas y muchos de los animales se habían lastimado. El corazón de Laia se encogió al ver la tristeza que cubría su amado hogar. A pesar del miedo y el viento helado que aún soplaba, Laia decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Se puso su chaleco más abrigado y, con una cesta llena de hierbas curativas y vendas hechas de hojas suaves, se adentró en el bosque. Su misión era clara: usar su don para sanar todo el daño que la tormenta había causado. No importaba cuán grande fuera la herida o cuán profunda la tristeza, Laia estaba decidida a ayudar a cada ser vivo que encontrara.

Parte 3

Encontró un viejo roble que había sido partido por un rayo. Con mucho cuidado, Laia colocó sus manos sobre la herida del árbol. Cerró los ojos y sintió cómo su energía fluye, suave y cálida, como la savia que corre por las venas de la naturaleza. Las grietas del roble comenzaron a cerrarse lentamente, y un brillo verdoso apareció en la corteza. Luego, ayudó a un grupo de pequeños zorros que habían perdido su madriguera, consolándolos y guiándolos a un refugio seguro. Llevó las hojas rotas de las marguetas a su nido y curó el ala lastimada de un búho. Día tras día, Laia trabajó incansablemente, sanando el bosque con su amor y su extraordinario poder. Poco a poco, el bosque comenzó a recuperarse, los animales volvieron a cantar y las flores brotaron de nuevo. Laia les enseñó a todos que, incluso después de las peores tormentas, la curación es posible si hay compasión y la voluntad de ayudar. Y así, el bosque, con la ayuda de su pequeña maestra curandera, volvió a ser un lugar lleno de vida y alegría, recordándoles siempre que el verdadero poder reside en el cuidado mutuo.

Encontró un viejo roble que había sido partido por un rayo. Con mucho cuidado, Laia colocó sus manos
Final del Cuentito

Fin ✨

Detalles del Cuentito

Protagonista:Laia
Categoría:
Tipo de personaje:
Superpoder:
Estilo:

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