Marcos y la Magia de la Ayuda

Por
Jose Casales Gonzalez
Jose Casales Gonzalez
28/11/2025INICIAL
En un pequeño y soleado pueblo llamado Villa Colorín, vivía un niño muy especial llamado Marcos. Mar
Inicio del Cuentito

Parte 1

En un pequeño y soleado pueblo llamado Villa Colorín, vivía un niño muy especial llamado Marcos. Marcos no era un niño cualquiera; tenía un secreto increíble: ¡poseía el superpoder de la telequinesis! Con solo pensarlo, podía mover objetos con su mente. Tenía el cabello negro como la noche, unos ojos celestes tan brillantes como el cielo de verano y una piel muy clara que se sonrojaba fácilmente cuando se emocionaba. Marcos era un niño curioso y lleno de energía, siempre listo para explorar el mundo que lo rodeaba. Un día, mientras jugaba en el parque, vio a una niña que lloraba desconsoladamente. Su pelota de colores había rodado y caído en medio de un arbusto espinoso, y no podía alcanzarla sin pincharse. Los demás niños la miraban sin saber qué hacer, y la niña no paraba de sollozar. Marcos sintió una punzada de empatía al verla tan triste. Sabía que tenía que hacer algo para ayudarla, pero también tenía un poco de miedo de usar su poder en público. El corazón de Marcos latía con fuerza. Miró la pelota, luego a la niña que lo observaba con ojos llenos de esperanza. Respiró hondo y cerró los ojos por un instante. Concentró toda su energía, visualizando la pelota saliendo del arbusto y flotando suavemente hacia la mano extendida de la niña. Nadie más en el parque parecía haber notado algo extraño, solo vieron cómo la pelota aparecía de la nada. La niña abrió los ojos de par en par, y una enorme sonrisa iluminó su rostro. Agarró su preciada pelota y abrazó a Marcos con todas sus fuerzas. "¡Gracias!", exclamó con alegría. Marcos sintió una calidez recorrerle el cuerpo, una sensación mucho más poderosa que su telequinesis. Ver la felicidad en la cara de la niña era su mayor recompensa. Desde ese día, Marcos entendió que su superpoder no era solo para mover cosas, sino para ayudar a los demás. Aprendió que usar sus dones para hacer el bien traía una alegría inmensa, tanto para él como para quienes recibían su ayuda. Se dio cuenta de que la verdadera magia estaba en la bondad y en compartir.

Las semanas siguientes, Marcos empezó a buscar oportunidades para usar su telequinesis de forma suti
Desarrollo del Cuentito

Parte 2

Las semanas siguientes, Marcos empezó a buscar oportunidades para usar su telequinesis de forma sutil y discreta. Si veía a alguien cargando muchas bolsas y se le caía algo, con un pequeño movimiento de cabeza, el objeto volvía a su lugar sin que nadie se diera cuenta. Cuando un pájaro joven se caía de su nido, Marcos lo ayudaba a regresar suavemente a su hogar, haciendo que sus padres emplumados volvieran a estar tranquilos. Su objetivo no era la fama ni el reconocimiento, sino simplemente aliviar pequeñas tristezas y resolver problemas cotidianos. Un martes por la mañana, la señora Elena, una anciana vecina muy querida en Villa Colorín, estaba intentando colgar una pesada maceta en su balcón. Estaba esforzándose mucho, y Marcos, desde su ventana, podía ver lo difícil que le resultaba. La maceta se tambaleaba peligrosamente, y la señora Elena casi pierde el equilibrio. Marcos sintió la urgencia de intervenir, pero esta vez quería ser un poco más audaz, sin dejar de ser cuidadoso. Cerró los ojos, concentrándose intensamente. Visualizó la maceta levantándose sola y colocándose con delicadeza en el soporte del balcón. La señora Elena dio un suspiro de alivio al ver que la maceta se acomodaba en su sitio sin ningún esfuerzo aparente por su parte. Se quedó un momento mirando la maceta, perpleja pero agradecida, y sonrió hacia el cielo. Marcos, observando desde su ventana, sintió una oleada de satisfacción. No había necesitado aplausos ni agradecimientos directos. La expresión de alivio y la sonrisa de la señora Elena fueron suficientes para él. Entendió que el verdadero poder de su don residía en la discreción y en la capacidad de hacer la vida de los demás un poco más fácil, sin esperar nada a cambio. Con cada pequeño acto de ayuda, Marcos cultivaba una lección valiosa en su corazón: que los dones, grandes o pequeños, son más significativos cuando se comparten con generosidad. La telequinesis era su secreto, pero la amabilidad y la solidaridad eran las verdaderas fuerzas que movían su mundo, un mundo que se volvía más brillante con cada gesto desinteresado.

Parte 3

Un día, un viento huracanado azotó Villa Colorín. Las ramas de los árboles bailaban salvajemente, y los tejados de algunas casas empezaron a desprenderse. La gente corría de un lado a otro, intentando asegurar sus hogares y protegerse de la tormenta. El pánico se extendía por el pueblo, y parecía que nada podría detener la furia del viento. Marcos vio cómo una rama enorme de un viejo roble se desprendía y se dirigía directamente hacia la casa de su amigo Mateo. La familia de Mateo estaba dentro, asustada, y él mismo corría intentando proteger algo. Marcos sabía que esta vez no podía ser discreto. La situación era demasiado grave, y su superpoder era la única esperanza para evitar una catástrofe. Sin dudarlo, Marcos corrió al jardín, miró la rama que caía con determinación y extendió ambas manos. Concentró toda su fuerza mental, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Con un esfuerzo monumental, logró detener la rama justo antes de que golpeara la casa de Mateo. La mantuvo suspendida en el aire, luchando contra la fuerza del viento, mientras la gente a su alrededor observaba boquiabierta, viendo lo imposible suceder. Los padres de Mateo salieron corriendo y vieron la rama flotando milagrosamente en el aire. Todos los vecinos se detuvieron, paralizados por la visión. Marcos, con el rostro sudoroso y los ojos fijos en la rama, logró guiarla lentamente hasta un lugar seguro, lejos de las casas. Una vez que la rama estuvo en tierra, sintió sus fuerzas flaquear, pero la alegría y el alivio en los rostros de sus vecinos lo llenaron de energía. La tormenta amainó poco después, y Villa Colorín quedó a salvo. La gente se acercó a Marcos, no con miedo, sino con gratitud y admiración. Habían visto su valentía y su increíble habilidad. Marcos, aunque un poco avergonzado, sonrió. Había aprendido que a veces, usar nuestros talentos especiales, incluso si nos asustan, es necesario para proteger a quienes queremos y a nuestra comunidad. La verdadera valentía no está en no tener miedo, sino en actuar a pesar de él, usando nuestros dones para el bien común.

Un día, un viento huracanado azotó Villa Colorín. Las ramas de los árboles bailaban salvajemente, y
Final del Cuentito

Fin ✨

Detalles del Cuentito

Protagonista:Marcos
Categoría:
Tipo de personaje:
Superpoder:
Estilo:

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